Muchos se preguntan: ¿cómo hizo, o hace, Independiente para reforzarse con tantos nombres de peso, rutilantes? Según cuentan en Avellaneda, no hay ningún mecenas como en otros grandes, cero aportes externos. ¿Entonces? La respuesta hay que buscarla en la limpieza profunda del plantel activada desde que llegó esta nueva conducción. Ahí está la clave.
Fue claro el presidente Javier Cantero: “Desde enero sacamos 33 contratos. Eso hizo que se redujera el presupuesto notablemente. Una vez que logramos eso, comenzamos a ver hasta dónde nos podíamos estirar en cada caso”. Entre los contratos tops que ya no están figuran los de Gabriel Milito, Carlos Matheu, Facundo Parra, Leonel Núñez, Cristian Pellerano, Julián Velázquez y Patricio Rodríguez (vendidos). Esta lista podría extenderse con Matías Defederico (desvinculación), Osmar Ferreyra (Argentinos o Central), Iván Pérez y Fernando Godoy.
La reducción fue el primer paso para reforzar al equipo. Luego, fue el turno de poner en práctica la ingeniería. Mucho ingenio y arduas negociaciones. Estuvieron atentos y le apuntaron a gente de muchísima experiencia. No es casualidad que los siete futbolistas que hasta ahora llegaron viene de quedar libre. A Paulo Rosales se le venció el contrato en Unión. Firmó por dos temporadas, con opción a una más. Ningún costo inicial. Lo de Zapata, parecido: quedó libre de Vélez y arregló por dos años. Roberto Russo rescindió con Godoy Cruz. Jonathan Santana llegó a préstamo por un año sin cargo. Lo mismo que Cristian Tula, quien viene de jugar en Colombia. Claudio Morel Rodríguez regresó desde España con el pase en su poder. Por último, la llegada de Luciano Leguizamón se aferró a los mismos parámetros: libre de Arsenal, firmó por tres años. El octavo y noveno en cuestión, Fabián Vargas (hoy tiene previsto aterrizar aquí) y el uruguayo Mauricio Victorino (ayer hubo una nueva reunión en Brasil, pero está más afuera que adentro), también llegarían con sus pases.
Bajar los costos al máximo para rearmarse. Esa fue la estrategia de Javier Cantero y compañía.
Por Fernando Gourovich
Fuente: Clarín – Foto: letrap.com.ar