La Selección de Fútbol Callejero de Colombia ganó el Mundial de Fútbol Callejero Brasil 2014, al batir en la final a Israel, por 6-3. En las semifinales, Colombia había vencido a Ghana (también 6-3), mientras que Israel había superado a Paraguay por penales, tras igualar 4-4.
El torneo contó con la participación 24 delegaciones con jóvenes provenientes de 20 países o territorios y se disputó en estadios montados en los espacios públicos más emblemáticos de San Pablo: la tradicional plazoleta Largo da Batata (para partidos de primera fase, octavos y cuartos de final) y Plaza de la República (semifinales y final).
Además de los ya mencionados, también participaron delegaciones de Alemania, Argentina, Bolivia, Brasil, Catalunya, Chile, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Filipinas, Guatemala, Panamá, Perú, Sierra Leona, Sudáfrica y Uruguay. Los partidos, de entrada libre y gratuita, tuvieron en total más de 6.000 espectadores.
Todos lo equipos que participaron representan a distintos proyectos sociales, que tienen en común la utilización del Fútbol Callejero para abordar problemáticas como la exclusión, la discriminación y la violencia.
Fabián Ferraro, creador de la metodología de Fútbol Callejero y actual secretario general del Movimiento de Fútbol Callejero, resaltó el éxito del mundial, que más allá de la competencia deportiva posee un importante costado social y de integración para los 300 jóvenes que participaron.
“Para las ONGs que organizamos el torneo y que pertenecemos a Latinoamérica era un desafío muy grande realizarlo en Brasil, un país con un fuerte trabajo social para la región. También se necesitó de mucho esfuerzo para que pudieran viajar las distintas delegaciones, por eso, al haberse cumplido todos los objetivos, estamos felices y podemos decir que ha sido un gran Mundial, un torneo inolvidable”, dijo Ferraro.
El Papa Francisco envió una carta dirigida a todos los jóvenes que participaron del torneo. La misiva fue leída, antes de la final entre Colombia e Israel, por José María del Corral y Enrique Palmeyro, directores de Scholas Ocurrentes, la red de escuelas para el encuentro que impulsa el Santo Padre.
“Esta final del Mundial de Fútbol Callejero es un ejemplo de construcción de la cultura del encuentro y nos muestra que, cuando queremos y nos proponemos alcanzar algo diferente, podemos. Nuestra fuerza y empeño pueden lograr grandes cosas. Y podemos lograrlo, en otras cosas, haciendo lío de verdad, con la pasión y sana recreación que genera el fútbol”, dice Francisco en uno de los párrafos.
“Los animo, queridos jóvenes, a que sigan jugando en cada barrio, en cada ciudad, con los criterios educativos que supieron aprender, donde los equipos establecen las reglas de juego de manera consensuada y donde, sin árbitro, todos los jugadores dialogan sobre el desarrollo del juego para acordar quien es el ganador”, agrega el Papa.
El Fútbol Callejero tiene algunas reglas que lo diferencian del fútbol convencional: en los equipos no hay distinción de sexos (juegan hombres y mujeres juntos), no participan árbitros y los partidos se dividen en tres tiempos: en el primero, los equipos establecen las reglas, en el segundo se juega el partido y en el tercero todos los jugadores dialogan sobre cómo fue el juego y si se respetaron las reglas que se habían acordado mutuamente. Se ganan puntos tanto por goles como por respeto de esas reglas, por lo que no necesariamente ganará el partido el equipo que más goles haya marcado.
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