En la década del 80, el Barcelona estaba en dificultades. Las contrataciones de grandes jugadores, como Maradona y Lineker, no dieron resultados, mientras el Real Madrid de Butragueño ganaba todo. En 1988, el presidente blaugrana, Josep Lluis Núñez, contrató como DT a Johan Cruyff, que puso en marcha una visión que reconvirtió al Barça a partir de un modelo de gestión de jugadores tan novedoso como exitoso. El holandés comprendió que cualquier estrategia, en las empresas como en el fútbol, se ejecuta a través de personas.
La estrategia: fútbol total y ataque continuo.
Cruyff puso en práctica una filosofía de juego de ataque continuo, una evolución del fútbol total que él lideró como capitán de la selección holandesa, la célebre Naranja Mecánica, en el Mundial de 1974. En ese equipo inolvidable, en el cual todos los jugadores atacan y todos defienden independientemente de su posición, se aplicó la estrategia que aspira a ganar jugando hacia adelante y haciendo circular el balón. Una tónica muy parecida a la que aplica el Barcelona actual. En los partidos de Liga de la temporada 2010/2011, el equipo de Lio Messi exhibe una posesión de pelota altísima, de un promedio de 75%. Y este es un indicador clave del éxito.
El perfil de jugador: polifuncional y de equipo.
Ya se dijo: la estrategia, en las empresas como en el fútbol, se ejecuta a través de personas. Si la gente no acompaña, el plan más ambicioso será sólo una expresión de deseos.
En primer lugar, el fútbol total del Barcelona requiere jugadores con elevada técnica, completos y flexibles. Son muy valorados aquellos que combinan capacidades ofensivas y defensivas, como Xavi, Iniesta y Busquets. Es decir, jugadores que puedan ocupar distintas posiciones en función de las circunstancias del partido. En segundo lugar, el club no incorpora jugadores con fama de conflictivos. En esos casos, ante los primeros síntomas de problemas, los despacha a otras latitudes, como ocurrió con el sueco Ibrahimovic. Una condición sine qua non para permanecer en el Barcelona es conservar la humildad, aunque uno sea el mejor del mundo. Por eso, Messi encaja muy bien en esta cultura de trabajo en equipo.
La política de formación: desarrollo de talento interno.
A la hora de armar un equipo, tanto en las empresas como en el fútbol, se pueden seguir dos caminos: comprar afuera o formar adentro. El Real Madrid compra talento en el mercado. El Barça prefiere desarrollarlo internamente. La Masía es una vieja casona del siglo XVIII que sirve como pensión y campo de entrenamiento para las divisiones inferiores. Allí vivieron Guardiola, Puyol, Xavi, Iniesta, Pedro y Messi, entre otras figuras, y en en ella se formaron en el estilo de juego del Barcelona. El club apunta a que un 70% de los integrantes del primer equipo sean de las divisiones inferiores. Esto garantiza un buen encaje cultural entre los titulares consagrados y los jóvenes que van mechando en primera. Esto evita los trastornos de la adaptación lógica, que atraviesan los jugadores provenientes del exterior.
Un líder de la casa
La última pieza del modelo de éxito del Barcelona es su líder. Cuando en 2008 Josep Guardiola fue designado como entrenador, muchos decían que no estaba preparado. Con apenas 37 años, algunos sugerían contratar a alguien con experiencia probada, como Mourinho. Pero con Guardiola en el banco, el Barça ganó todo y llegó al punto máximo del proceso iniciado por Cruyff en 1988. En definitiva, hoy se están recogiendo los frutos de una visión nacida hace más de dos décadas.
Management, jugadores propios y la Copa Mundial
Las reglas del buen management funcionan también en el planeta fútbol, un deporte que atrae a millones de aficionados de todo el mundo: una audiencia fenomenal para las marcas y el mundo de los negocios. En el caso del Barcelona, la estrategia, las personas y la cultura se alinearon para convertir a la ciudad catalana en la capital mundial del buen fútbol. Pero lo que hoy recoge el Barcelona son los frutos de una visión nacida hace más de dos décadas. Desde 2008, y conducido por Pep Guardiola –un producto de la cantera del club–, ganó ocho copas nacionales e internacionales, con un equipo formado por un 70% de jugadores de su semillero. Las estadísticas marcan que la tropa conducida por Lionel Messi promedia el 75% de posesión de balón y termina dando espectáculo casi siempre.
Y esta estrategia también dio a España su primera Copa del Mundo. En la final de Sudáfrica 2010, de los 11 jugadores del combinado español, siete salieron de La Masía.
Por Federico Ast
Fuente: I-Eco Clarín