Por Horacio Ríos
El legendario sello Ediciones Al Arco, que fundaron Marcos González Cezer y Julio Boccalatte hace seis años, es un proyecto que aún los reúne para realizar el sueño de publicar sus propios materiales y los de otros periodistas, sin pasar por los humores de los editores de turno. Y de las editoriales. Boccalatte, uno de los artífices del proyecto que convoca a muchos periodistas argentinos que guardan al escritor que llevan dentro para cuando el tiempo le permite aflorar, relata que “el sello es la evolución de dos proyectos previos: uno de 1998, la biografía de Enzo Francescoli que hicimos Marcos González Cezer, Leandro Pérez, Mario Gee y yo, y otro, de 2001 a 2002, que se trató de una revista que hizo historia y se llamó, justamente, Al Arco, por la que pasó lo más granado del periodismo deportivo nacional”. Además, el periodista refiere: “Los obstáculos financieros nos obligaron a dar por terminado el proyecto al cabo de un año, y ahí surgió la idea de un sello, en el que no estamos obligados a periodicidad alguna porque editar es un hobby y no un trabajo, un lugar en el que buscamos satisfacciones profesionales y prestigio”.
“El primer título fue De puntín –cuenta el periodista y editor–, una antología de 11 cuentos con algunos lujos: las ilustraciones de Roberto Fontanarrosa, la contratapa de Eduardo Galeano y el prólogo de Jorge Valdano, amigos de la casa que le pusieron el moño a la obra, en la que a su vez participaron Alejandro Caravario, Ariel Scher, Daniel Lagares, Miguel Bossio, Cristian Garófalo, Juan Pablo Bermúdez, Ariel Greco, Gustavo Grabia, Walter Vargas, Marcos González Cezer y yo”.
DAVID Y GOLIAT
“El año pasado, editorial Sudamericana, ahora bajo la órbita de Random House Mondadori, uno de los sellos más poderosos del planeta, publicó una antología de cuentos de fútbol titulada… De puntín, cuestión que se resolvió en la Justicia con la publicación de nuestro De puntín a cargo de Sudamericana. Y un pedido público de disculpas y el reconocimiento de que el título es pertenencia de Ediciones Al Arco”, rememora Boccalatte.
Cuando se le pregunta por las razones de lanzar una editorial de literatura deportiva en un país en el que se juega fútbol pero no necesariamente se lee sobre él fuera de los diarios, el periodista señala: “Nos parecía, precisamente, que faltaba el espacio. Más allá de la existencia de los próceres del género, como Roberto Fontanarrosa, Osvaldo Soriano, Juan Sasturain y del notable crecimiento de Eduardo Sacheri, existía una ausencia. Supusimos que era un buen nicho para explotar, no desde el aspecto económico sino cultural, toda vez que el fútbol, mal que le pese a la academia, es un hecho cultural de inmensa relevancia en la Argentina. Creo que no nos equivocamos. Llevamos unos 40 títulos publicados y provocamos también, a partir de la experiencia, que otros sellos más grandes se aventuren en la publicación de la literatura futbolera”.
Ahora bien, ¿existe una literatura deportiva que llegue al mismo nivel que el fútbol que se juega en nuestro país? Dice Julio Boccalatte: “Fontanarrosa lo supera largamente. A nuestro modestísimo entender, se trató de un genio de las letras al que su vinculación con el fútbol le restó reconocimiento, por aquello de que los intelectuales miran con cierto desprecio todo lo popular. Soriano y Sasturain lo siguen un escalón por debajo. Eso sí: salvo algunas excepciones, para ser un literato comparable con el fútbol que se juega hoy en la Argentina no hacen falta demasiadas luces. ¡Hay que ver las faltas de ortografía que, sin ir lejos y por caso, tiene hoy el juego de River!”.
La referencia a las filigranas de las que nace la literatura futbolera, de las gestas, los triunfos y, especialmente, de los fracasos que inspiran a los escritores, es ineludible, paradójicamente. “Pocos habrá como Maradona que merezcan tanta bibliografía –reconoce Chopo Boccalatte–, pero por lo general todos tenemos algo que merece la pena ser contado y los futbolistas encajan en la regla, más allá de sus virtudes deportivas y también de su trascendencia. A mí me interesan más las historias de los marginales que las de los consagrados: las categorías de ascenso del fútbol argentino son fuente inagotable de historias conmovedoras, trágicas, emocionantes, peligrosas. En fin, que valen la pena el cuento.”
Los problemas que deben sortear los editores es otra referencia ineludible. “Nosotros tenemos el beneficio de que no ‘comemos’ del sello sino de otros trabajos, pero aun así a veces se hace difícil afrontar los costos de un libro, sobre todo porque los libros se venden de poco para abajo”, explica el periodista y editor.
Fuente: Noticias Urbanas – Foto: sitio web de Ediciones Al Arco