Abu Dhabi, el más pujante y rico de los Emiratos Árabes Unidos, organiza en estos días su primer Mundial de fútbol de Clubes FIFA, con las destacadas participaciones del F.C. Barcelona (España) y Estudiantes de La Plata (Argentina), un evento que también volverá a acoger en 2010, sin embargo, en vista de la crisis económica desatada en la región, ¿es éste un idilio con futuro?
Recorriendo cualquiera de sus anchas e interminables avenidas, flanquedas por edificios majestuosos junto a rascacielos aún en obras, cuesta creer que hace medio siglo, cuando las prospecciones realizada por técnicos británicos detectaron la quinta reserva mundial de petróleo, en aquella ciudad vivían más que modestamente menos de 50.000 personas.
Hoy, Abu Dhabi, de lejos el mayor productor de crudo de EAU, por lo tanto el más rico de los siete hermanos pequeños del Golfo Arábigo, es una metrópoli en plena expansión, con un crecimiento del sector inmobiliario en pleno auge, en algo que se parece a una progresión exponencial.
La bonanza ha convertido a la región, y a la ciudad en particular, en un “El Dorado” de oro negro para gente de todo el mundo, sobre todo proveniente de otros países de Medio Oriente, así como también de India, Pakistán y naciones del sudeste asiático.
El inglés se ha convertido, en tanto idioma financiero por excelencia, en el lenguaje universal. Aquí la gente es acogedora, pero a nadie debe extrañarle que la primera o segunda pregunta que le hagan, en el aeropuerto o abordo de un taxi en dirección al centro de la ciudad, tras la obvia sobre la procedencia, es si llega al país “para cerrar contratos financieros”.
En estas circunstancias, no extraña que el pujante emirato acabe de organizar su Gran Premio de Fórmula 1 en un circuito por completo urbano, una de las tantas primicias para la región, así como a partir de ésta dos ediciones seguidas del Mundial de Clubes FIFA, la actual y la de 2010.
Pero, el desarrollo económico no se termina en el orgullo de poseer el único hotel de siete estrellas del mundo, y otros menores que tampoco escapan a un sueño de “Las mil y una noches”, la consolidación de éste existe hasta que se refleja en lo cultural.
Por segundo año consecutivo, Abu Dhabi organizó un Festival de cine por todo lo alto. Posee museos con las infraestructuras y la seguridad necesarias para acoger exposiciones procedentes de otros tan señeros como el Louvre parisino o el Guggenheim neoyorquino.
Sin embargo, a pesar de la prosperidad aparente, el reciente “default” financiero presentado por el vecino Dubai, que arrastró también a la Bolsa de Abu Dhabi, plantea interrogantes respecto al futuro de estas economías. Sobre todo cuando el precio del Brent alcanza apenas a la mitad que hace un año y medio.
El riesgo de una crisis de impagos puede, entre otros, poner en entredicho la fiabilidad de la deuda pública, que Dubai ha inflado a un punto máximo en los últimos dos años, por ejemplo, y esto, entre otros, podría favorecer un efecto dominó que afecte a otros mercados importantes mundiales.
En este contexto, ¿seguirá Abu Dhabi organizando macro-eventos deportivos y culturales? ¿Se trata ésta de una crisis pasajera o llegó para instalarse de manera endémica como en otras partes otrora ricas del planeta? Los mercados y el tiempo tienen la última palabra.
Por Adolfo Guidali – Fuente: AFP