Hablar con Carlos Bianchi, uno de los técnicos más exitosos de la Argentina y del mundo siempre deja muchas enseñanzas sobre lo que es el liderazgo de un equipo. Hoy, alejado del buzo de DT, mantiene un rol vital como manager del Club Atlético Boca Juniors. Cómo logró conformar equipos tan competitivos y qué hizo para mantener la motivación del plantel en los momentos difíciles, son algunas preguntas presentes en el diálogo entre él y Joaquín Sorondo, titular de Sorondo & Asociados y especialista en Recursos Humanos.
SORONDO: El jugador de fútbol tiene una gran ventaja sobre la persona que trabaja en una empresa: él tiene, a través del sistema del puntaje, una noción definida e inmediata sobre su nivel de desempeño; si el equipo hace más goles que su adversario, gana, sino pierde.
BIANCHI: Es así. En el fútbol el gol es la diferencia entre el éxito y el fracaso pero, además, es el principal estímulo del jugador. Sin el gol, éste juego no tendría sentido. ¿Te imaginás un campo de juego sin arcos, sin goles, donde un jurado, al terminar el partido, determinara al ganador en función del nivel de juego alcanzado? Cuando un jugador hace un gol, se produce una fuerte emoción en todo el equipo, afectando su moral, su confianza, su determinación para ganar.
SORONDO: Pero, lamentablemente, en las empresas los resultados no siempre se pueden medir tan claramente. Es mucho más difícil hacer goles.
BIANCHI: Tal vez en las empresas se debería trabajar más en definir qué es un gol y cuántos hay que hacer para alcanzar algún objetivo. En el fútbol, el objetivo es ganar el campeonato, pero para ello hay que ganar los partidos de los domingos. Es como una suma de emociones que lleva a la gran emoción. Yo creo que en las empresas debería pasar algo parecido; si el empleado no se concentra en alcanzar las metas parciales con emoción, es difícil mantener una alta motivación por mucho tiempo.
SORONDO: El fútbol tiene otra ventaja, que es el aplauso del público. El empleado no tiene quien lo ovacione. Son pocas las empresas que tienen el reconocimiento público, como parte de su cultura.
BIANCHI: Una de mis principales responsabilidades es hacerles ver a mis jugadores cómo han jugado. Si fueron un desastre se los digo con todas las letras, pero si jugaron bien se los hago notar con la misma intensidad. El técnico es el responsable de que sus jugadores den lo mejor de sí mismos.
SORONDO: Convenciéndolos de sus cualidades…
BIANCHI: Exactamente. Para que el jugador rinda hasta su máximo potencial tiene que creer en sí mismo, tiene que generar ese fuego sagrado y mi tarea es convencerlo de que puede. Pero para ello tengo que mostrarle el camino; tengo que decirles cómo quiero que juegue el equipo y qué tiene que hacer cada uno en la cancha; y si no me entienden, tendré que insistir hasta que lo comprendan, ya que mi responsabilidad no termina en las primeras explicaciones.
SORONDO: Los mejores jefes son capaces de comunicar una visión general y bien clara de lo que se pretende y, a partir de allí, acuerdan…
BIANCHI: Sin este punto de partida el resto es inútil. Otra cosa muy importante en nuestra actividad es hablar permanentemente: tengo que saber qué le está pasando en su vida profesional y, también, en su vida privada. No podemos dividir al jugador en dos, ya que él es una persona, y lo que le pasa fuera del club afecta su nivel de juego.
SORONDO: En las empresas mejor dirigidas se habla de la actividad de coaching como una de las mayores responsabilidades de los jefes. El tradicional esquema de planificar, ejecutar y controlar parece hoy incompleto. La actividad del jefe como coacher es tan importante como las otras; un jefe que no dedica tiempo a su gente es muy difícil que pueda obtener lo mejor de cada uno y, sin embargo, no hay tiempo para eso.
BIANCHI: Pero se paga. Un jugador no es fácil de reemplazar. Cuando el equipo funciona bien, cambiar a uno de sus integrantes no es sencillo. Es mejor para el funcionamiento del equipo producir los menores cambios posibles y, por otro lado, es mucho más económico. Armar un buen equipo es difícil y hay que dedicarle mucho tiempo. Cada jugador tiene que ser plenamente consciente de que el equipo está por sobre cada uno de los miembros; incluso las estrellas inteligentes comprenden que los menos dotados son tan necesarios como ellos.
SORONDO: Hoy se está comprendiendo, cada vez más, el valor del trabajo en equipo. Ninguna persona inteligente puede decir que lo sabe todo; pero esto requiere de humildad.
BIANCHI: Creo que esto tiene que ver con la mentalidad de la gente. En uno de los países en que trabajé, los jugadores creían que “se las sabían todas” y para mí, como técnico, se me hacía muy difícil formar un buen equipo.
SORONDO: En las organizaciones, el jefe se percibe por sobre el empleado, pero hoy esto está cambiando y se habla de una relación de sociedad entre la empresa y sus empleados, donde los jefes deben ponerse a disposición de sus dirigidos.
BIANCHI: Pero es que no puede ser de otra manera. Yo le atribuyo a mi trabajo personal no más del 30% en los resultados; los factores más importantes del éxito de un equipo de fútbol son sus jugadores. Yo les puedo decir lo que hay que hacer, pero ellos son los que juegan el partido. Y me parece que en una empresa pasa lo mismo; cuando voy a mi banco, el que me atiende es un empleado, y si no hace las cosas bien la que sufre las consecuencias de mi enojo es la empresa; si los empleados no cumplen…
SORONDO:…¡te vas a otro banco!
BIANCHI: Y si mis jugadores no ganan los partidos, yo, como primer responsable, me quedo sin trabajo. Por eso creo que tenemos que estar al lado de ellos, poniendo la oreja, aconsejándolos con nuestra experiencia. Todos tenemos debilidades personales y flaquezas. Yo, con algunos de mis jugadores he hablado más que con mi hijo.
Fuente: Revista Fortuna