Las grandes constructoras de Brasil se lanzaron a vender bonos internacionales. El País necesitará medio billón de dólares en obras para hacer frente a las necesidades de la Copa Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos, y las empresas que abastecerán esa demanda tienen buenas perspectivas de conseguir inversores internacionales.
Después de un primer trimestre flojo en ofertas de obligaciones internacionales. Constructora Norberto Odebrecht, OAS y Andrade Gutierrez vendieron US$1.800 millones de bonos en las últimas dos semanas de abril, contribuyendo a llevar la emisión del segundo trimestre a más de siete veces los niveles de 2012.
Para tratar de reactivar la mayor economía de América Latina, tras dos años del crecimiento más lento en una década, el gobierno subastará concesiones para mejoras en puertos y ferrocarriles, con miras a la Copa Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016. Andrade Gutierrez, que obtuvo contratos para cuatro estadios y dos autopistas relacionadas con esos eventos, tiene proyectos por US$15.100 millones, que equivalen a cuatro años de ingresos.
“Hay cada vez menos casos de crecimiento en Brasil”, dijo Jansen Moura, analista de renta fija de BCP Securities en Río de Janeiro. “Y eso es, de algún modo, lo que ofrece la infraestructura: volumen de contratos, un crecimiento que ya se está viendo en los balances”.
Andrade Gutierrez, la segunda constructora del país, el 23 de abril vendió US$500 millones de bonos a cinco años con un rendimiento de 4,125 por ciento, 0,47 puntos menos que el promedio de los bonos de mercados emergentes de similar calificación en el mundo, según Bank of America.
El sector atrae a los inversores por una combinación de factores: alta calidad de las empresas, perfiles de riesgo equilibrados y un importante plan oficial de infraestructura, según Otavio Marques de Azevedo de Andrade Gutierrez.
El éxito de Odebrecht, Andrade Gutierrez y OAS en la venta de bonos probablemente promueva otras emisiones de compañías constructoras, según Moura.
“El programa público de infraestructura y logística irá sumando más proyectos”, dijo Azevedo en una entrevista por e-mail. “La emisión excedió nuestras expectativas, en tamaño y en costo final”.
Los bonos empresarios de Brasil han dado un retorno de 0,51% este año, la cuarta peor performance entre los de 42 países en desarrollo que sigue JP Morgan Chase. La mayor economía de América Latina crecerá 3% este año, según la estimación media de 100 economistas encuestados por el Banco Central, menos que el 4% pronosticado seis meses atrás. El año pasado, el crecimiento fue de 0.9%.
En agosto, el gobierno de la presidenta Dilma Roussef anunció planes de vender licencias para construir y explotar rutas y líneas férreas que requieren inversiones por nada menos que 133.000 millones de reales a 30 años. En febrero del 2012, se licitaron los derechos para operar los aeropuertos de Guarulhos, Viracopos y Brasilia.
Brasil, además, está impulsando el intento de crear un nuevo mercado de deuda local para proyectos de infraestructura que, según pronostica el gobierno, ascenderán a 100.000 millones de euros.
EE.UU. quiere estar
El gobierno de Obama quiere que los exportadores de EE.UU. participen del auge de la construcción en Brasil. Washington, que le cuestiona a Brasilia los aranceles aduaneros altos y la preferencia a empresas locales, envió la semana pasada a Brasil una misión comercial de 20 empresas, entre ellas Morgan Stanley, la fábrica de aviones Cessna, y Rapiscan, que fabrica escáneres para aeropuertos.
“Ellos van a gastar muchos dólares en mejorar su infraestructura”, dijo la subsecretaria de Comercio de EE.UU., Rebecca Blank.
Los gobiernos que se quejan del proteccionismo deberían mirar sus propias políticas, dijo Tovar Nunes, vocero de la cancillería brasileña. “Les sorprenderá ver quién es realmente proteccionista”.
Brasil planea invertir US$477.000 millones en transporte, comunicaciones y energía, con miras al Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 en Río, según el Departamento de Comercio.
Fuente: Bloomberg / I-Eco Clarín