Si bien La Roja se mantiene como favorita para ganar la Copa del Mundo como recoge la apuesta deportiva por excelencia del Mundial, el desempeño de los últimos partidos, en los que Luis Enrique ha estado probando cosas, han dejado más dudas que certezas.
Para esto, la semana pasada se publicó un video en el que, durante los entrenamientos, el técnico se comunicaba con sus jugadores de una manera un tanto novedosa.
Utilizando un walkie, el exdirector del Celta de Vigo, la Roma y Barcelona, daba instrucciones, pero explicó la forma en la que esta manera de comunicación se está aplicando:
“Van a oír la voz del técnico. No voy a gritar mucho. Espero que les pueda servir. No tienen que hacer nada, solo oír”.
El objetivo es que se hagan ajustes de inmediato para que se hagan movimientos más coordinados, además de que todos los jugadores se entiendan mejor en la cancha.
Aunque es un asunto curioso, no opaca el hecho de que los fanáticos del combinado español se muestren preocupados con el desempeño de su selección, sobre todo luego de perder el duelo ante Suiza, aunque se reivindicaron al ganarle a Portugal el pase a la Final a cuatro de la Liga de Naciones de la UEFA.
En un partido que se fue hasta los últimos minutos sin goles de ningún lado, los de Luis Enrique permanecieron pacientes en Braga. La idea implementada en el campo de juego se mantuvo, luego de corregir hasta siete posiciones que no funcionaron frente a Suiza.
El primer tiempo fue muy plano y hasta aburrido. Como es costumbre, los españoles mantuvieron la posesión, pero no fue hasta que vinieron los cambios en la segunda mitad que las cosas comenzaron a fluir de manera distinta.
Irónicamente, los señalados antes ahora salen de Braga aplaudidos. Busquets, Pedri y Gavi, junto con Nico Williams y Morata fueron los que le dieron el triunfo agónico a los de España, que venían de un récord en los últimos partidos de empates contra su más enfrentado rival.
Portugal se mostró muy ordenado, con su característico latigazo vertical que termina molestando mucho a la defensa de los rivales. Con un segundo tiempo más agresivos, el peligro luso se sentía en la cancha, pero no fue suficiente para vencer el arco de Unai Simón. Fueron esos pequeños detalles de gol los que le faltaron a Portugal, uno que sí encontró España hacia el final del encuentro.
El más pequeño de los Williams comenzó a aprovechar su rapidez y fue entonces que las cosas cambiaron un poco más. Morata, que había hecho un disparo que pasó cerca, demostró que está en una muy buena forma, mientas que Nico hacía lo posible por conseguir un lugar entre los últimos 26.
Así fue que, en una combinación con Carvajal, Williams y Morata, La Roja creyó en su postura y consiguió el gol del triunfo.
Sí, alegría y felicidad, pero una de esas que son instantáneas, momentáneas, porque más tarde tendrán que volver a la realidad.
Las certezas no se han encontrado a pesar de los destellos, y los fantasmas vuelven a acercarse a una selección española que no las ha tenido como aquella vez del 2010 cuando, en Sudáfrica, se levantó con el trofeo más importante del mundo en el fútbol.